CÓMO ORAR
En cualquier situación – buena o mala – queremos orar antes de actuar. Muchas veces las personas actúan sin antes orar y después quieren que Dios los rescate de esa situación. La oración debe ser siempre nuestra primera respuesta, no nuestro último recurso.
Pero seamos honestos: a mucha gente se les hace muy difícil orar. Estoy convencido que muchos no oran simplemente porque no saben cómo hacerlo.
Cierta vez los discípulos de Jesús le pidieron que les enseñara a orar. La respuesta del Señor también nos enseña a nosotros cómo orar.
“Ustedes oren así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino y cúmplase en la tierra tu voluntad como se cumple en el cielo. Danos hoy los alimentos que necesitamos, y perdona nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a los que nos han hecho mal. No nos metas en tentación, mas líbranos del mal, porque tuyo es el reino, el poder y la gloria para siempre. Amén.”
(Mateo 6:9-13 NBV)
Hay que entender que Jesús no está dando aquí una oración que debes memorizar y rezar o recitar una y otra vez, sino más bien menciona áreas específicas – incluso se les puede considerar actitudes – que debemos tomar en cuenta cuando oramos. El “Padre nuestro” o “la oración del Señor” es más bien un plan, una guía de oración que podemos seguir.
Considero esto de suma importancia, porque si no sigues un plan como este, que te ayuda a organizar y balancear tu tiempo de oración, todos (y me incluyo) tendemos a enfatizar ciertas áreas mientras descuidamos otras. Seguir este plan te mantendrá enfocado y balanceado; empezarás a experimentar algo muy especial en tus tiempos de oración.
Veamos las siete frases que encontramos en esta oración, tomando cada una como un paso en nuestro tiempo de oración:
“Padre Nuestro que estás en los cielos…”
Paso #1: Conéctate con Dios relacionalmente. La Biblia nos dice: “Y ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice al miedo. En cambio, recibieron el Espíritu de Dios cuando él los adoptó como sus propios hijos. Ahora lo llamamos «Abba, Padre».” (Romanos 8:15 NTV)
A Dios le encanta que lo llamemos nuestro Padre. Establece una íntima relación con el y dale gracias por esa relación.
“…Santificado sea tu nombre…”
Paso #2: Adora su nombre. La Biblia nos dice: “El nombre del Señor es una fortaleza firme; los justos corren a él y quedan a salvo.” (Proverbios 18:10 NTV)
¿Cuales son sus nombres?
- Nuestra justicia – Él me hace limpio
- Santificador – Él me llamó y me apartó
- Sanador – Él sana todas mis dolencias
- Bandera de victoria – Él ha derrotado a mis enemigos
- Pastor – Él me habla y me guía
- Paz – Él es mi paz en cada tormenta
- Proveedor – Él suple todas mis necesidades
“…Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo…”
Paso #3: Ora primero de acuerdo a su voluntad. Antes de pedir por nuestras necesidades, oremos de acuerdo a su voluntad. “Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás, y él les dará todo lo que necesiten.” (Lucas 12:31 NTV)
Las prioridades de Dios:
- Salvación para los perdidos
- Guiar a aquellos que están en autoridad – padres, líderes espirituales, gubernamentales, lugares de trabajo
- Su voluntad en nosotros
“…danos hoy el pan de cada día…”
Paso #4: Depende de Dios en todo. “Levanto la vista hacia las montañas, ¿viene de allí mi ayuda? ¡Mi ayuda viene del Señor, quien hizo el cielo y la tierra!” (Salmo 121:1-2 NTV)
¡Pídele a Dios lo que quieres y necesitas y espera su respuesta! A veces es bueno anotar algunas cosas para que no se te olvide mencionarlos en este momento.
“…Perdónanos nuestra deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores…”
Paso #5: Mantén un corazón limpio hacia Dios y hacia otras personas. “…pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:9 NTV)
Pídele a Dios que pruebe tu corazón y tus motivos. Recibe su perdón en cualquier área que El te haya mostrado.
Perdona a cualquier persona que te haya ofendido por cualquier cosa. También puedes perdonar a las personas de antemano. No se trata de que si ellos lo merecen o no, se trata de qué tan libre tú quieres ser.
Si te das cuenta que no quieres hacerlo, pídele a Dios que te ayude a perdonar.
“…No nos metas en tentación, sino líbranos del mal…”
Paso #6: Haz guerra espiritual. “Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales.” (Efesios 6:12)
Párate firme en contra el enemigo y pelea la buena batalla de la fe. Cada mentira que el enemigo te haya dicho debe ser reemplazada con la verdad de la palabra de Dios.
“… porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por siempre…”
Paso #7: Expresa tu fe en el poder de Dios. Empezaste el tu tiempo de oración alabando a Dios, y así también debemos terminar. «¡Oh Señor Soberano! Hiciste los cielos y la tierra con tu mano fuerte y tu brazo poderoso. ¡Nada es demasiado difícil para ti!” (Jeremías 32:17)
Termina tu tiempo de oración recordándote a ti mismo del poder de Dios. Alábalo y haz declaraciones de fe:
- “Tuyo es el reino” – ¡todo gobierno te pertenece!
- “Tuyo es el poder” – ¡toda grandeza viene de ti!
- “Tuya es la gloria” – ¡tu victoria será completa!
Una vez que aprendes a orar, la oración se convertirá en parte de tu vida diaria. Y entonces…
- Antes de que el día comience
- Antes de irse a dormir
- Antes de ir al trabajo o a la escuela
- Antes de comer, manejar o viajar
- Cuando cosas malas pasan
- Antes de que cosas malas pasen
- En cada situación… ora primero. ¡La oración cambia todo!